“Confía en tu proceso: cada etapa tiene su propósito y su tiempo”
Desde hace un año, mi hijo Benjamín Valenzuela asumió un rol crucial en la empresa, haciéndose cargo de las Finanzas y Contabilidad. La semana pasada, durante nuestro Comité Ejecutivo, mientras revisábamos algunos desafíos clave, Benjamín compartió una frase que me quedó resonando profundamente:
Los tiempos de Dios son perfectos.
Esta expresión, que busqué hoy para entenderla mejor y que ahora comparto, es un mensaje poderoso que nos invita a reflexionar y analizar nuestras circunstancias desde una perspectiva diferente.
No tiene un origen único, sino que es una frase popularizada por conceptos teológicos que destacan la sabiduría divina y el momento oportuno para cada acontecimiento.
Para mí, en el contexto de nuestra gestión empresarial, se traduce en los principios que nos representan:
Confianza en la estrategia: A pesar de que los resultados no siempre sean inmediatos, nos invita a creer en el plan trazado y en que los momentos precisos para la implementación y el éxito se manifestarán.
Paciencia y perspectiva: Nos anima a mantener la calma y la esperanza frente a la incertidumbre, confiando en que cada etapa, incluso los desafíos, cumple un propósito.
Sabiduría en la toma de decisiones: Reconoce que nuestra visión es limitada y que, a veces, lo que percibimos como un retraso es, en realidad, el momento idóneo para que algo se desarrolle de la mejor manera.
Esta perspectiva nos ayuda a mirar un poco mas allá de lo que esta frente a nosotros. Enfrentar los retos con una mente más abierta y resiliente, entendiendo que el momento es fundamental en cualquier proceso.
¡Un abrazo y que tengan una maravillosa semana!
